En el Romanticismo la capital de la ópera fue París, donde surgió un nuevo tipo de ópera seria: la grand opéra. Estas óperas contenían ballets y escenas con una gran cantidad de personajes.
La ópera experimenta una gran evolución que lleva a este género a su cumbre más alta y lo convierte en el espectáculo preferido de la burguesía. Se construyen teatros por toda Europa y los cantantes se convierten en verdaderos divos gracias al lucimiento vocal de sus arias.
En la ópera romántica son habituales los temas trágicos y la asociación entre amor y la muerte.
La ópera en Francia.
Los compositores franceses de ópera más importantes de esta etapa son: Offenbach, Gounod, Delibes, Saint-Saëns, Bizet y Berlioz.
Gounod – Romeo y Julieta
Bizet – Carmen
Offenbach – Los cuentos de Hoffmann
Delibes – Lakmé
La ópera en Italia.
En Italia destacan Rossini, Bellini, Donizetti y Verdi.
A finales del siglo XIX, surgen otras figura importantes como Mascagni, Leoncavallo y Puccini, pero sus obras se enmarcarían ya dentro de un estilo diferente denominado verismo.
Rossini – El barbero de Sevilla
Verdi – Nabucco
Verdi – La traviata
Donizetti – El elixir de amor
La ópera en Alemania.
En Alemania destacan principalmente Richard Wagner y Carl Maria von Weber.
Wagner – Lohengrin
Wagner – La valquiria